RENATURALIZAR LA CIUDAD
URBANISMO Y PAISAJE
Como arquitectos, urbanistas y ciudadanos comprometidos, creemos que ha llegado el momento de repensar nuestra relación con la naturaleza y revisar cómo nuestras ciudades interactúan con el entorno que las sostiene. Mientras la biosfera funciona en ciclos cerrados —como los del agua o los nutrientes— nuestras ciudades operan en ciclos abiertos, generando residuos difíciles de gestionar y consumiendo recursos de forma lineal.
Para nosotros, Renaturalizar no significa simplemente “poner más verde” en la ciudad. Implica transformar de raíz su forma y su funcionamiento, devolviéndole la capacidad de convivir con la naturaleza a través de estrategias que protejan, restauren y activen procesos ecológicos.
También debemos preguntarnos cuál debe ser el tamaño adecuado de la ciudad para que sus sistemas sean resilientes, eficientes y capaces de satisfacer sus necesidades de forma principalmente local, sin depender constantemente de recursos importados.
Desde nuestra práctica y visión, consideramos que esta transformación debe abordarse actuando sobre las principales tramas o estructuras urbanas: la verde, la azul, la gris y la oscura.
Trama verde: el sistema vegetal y agrícola
Esta trama incluye todos los espacios verdes, tanto urbanos como rurales: parques, jardines, huertos, bosques o zonas de vegetación espontánea. Para nosotros, es fundamental pensar la ciudad desde su paisaje y topografía, respetando sus accidentes naturales, cauces de agua y zonas costeras.
¿Cómo intervenir?
- Integrando la naturaleza en los asentamientos urbanos. Incorporar árboles, vegetación y zonas verdes no solo mejora la estética:
- Atenúan el ruido.
- Mejoran la calidad del aire al filtrar polvo y contaminantes.
- Regulan la temperatura con sombra y humedad.
- Aumentan la biodiversidad creando hábitats para aves, insectos y pequeños mamíferos.
- Ofrecen espacios de juego natural para la infancia.
- Pueden contribuir al suministro de alimentos o recursos como la madera.
- Tienen un efecto relajante sobre las personas.
- Reduciendo el suelo sellado. Creemos que hay que devolver al suelo su capacidad de absorber agua y sostener vida:
- Conservando grandes zonas ajardinadas, conectándolas entre sí.
- Mejorando la calidad del suelo en nuevos desarrollos urbanos.
- Utilizando pavimentos permeables y SUDS (Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible).
- Mejorando el clima urbano. Hemos constatado que las ciudades suelen ser más calurosas y contaminadas que su entorno por varias razones:
- Falta de vegetación que proporcione sombra y retenga humedad.
- Calles y edificios que acumulan calor (efecto isla de calor).
- Agua de lluvia que se canaliza en lugar de evaporarse.
- Alta concentración de CO₂.
- Poca ventilación en tramas urbanas densas y mal diseñadas.
Trama azul: el sistema hídrico
En nuestra mirada integradora, el agua es más que un recurso: es estructura viva del territorio. Esta trama comprende ríos, humedales, lagos, playas y zonas inundables. Es importante que pensemos en sus límites, ya que estos ecosistemas necesitan zonas de transición naturales (como riberas o dunas) que actúan como refugio de biodiversidad y evitan desbordes o erosión.
¿Qué proponemos?
- Crear y restaurar humedales en suelos públicos y privados.
- Recuperar arroyos soterrados y permitir su reapertura a cielo abierto.
- Aplicar sistemas SUDS para infiltrar el agua de lluvia.
- Recolectar agua pluvial para su reutilización mediante depósitos y zanjas.
- Separar redes de aguas pluviales y residuales para facilitar su tratamiento y uso.
Trama gris: lo construido
Como proyectistas y transformadores del entorno, creemos que la arquitectura y la infraestructura no deben oponerse a lo natural, sino actuar como aliadas. Esta trama abarca edificios, calles, plazas y todo lo urbanizado, y tiene un gran potencial para restaurar procesos ecológicos y fomentar la biodiversidad.
¿Cómo lo abordamos?
- Fomentando una densidad saludable. Apostamos por comunidades compactas, mixtas, accesibles y diversas. Barrios donde se pueda vivir, trabajar, estudiar y comprar sin necesidad de recorrer largas distancias.
Las calles deben estar en relación directa con las plantas bajas y primeras alturas; sabemos que a partir del quinto piso esa conexión visual y social con la calle se pierde. - Diseñando edificaciones responsables siguiendo los criterios de la bioconstrucción:
- Adaptadas al clima local y al contexto social.
- Construidas con materiales naturales y técnicas tradicionales.
- Con espacios interiores saludables y bien ventilados.
- Energéticamente eficientes y abastecidas por fuentes renovables.
- Que minimicen residuos y gestionen sus aguas de forma descentralizada, con tecnologías como baños secos o depuradoras vegetales.
- Que respondan a las necesidades humanas básicas: seguridad, descanso, socialización, pertenencia y desarrollo.
- Rediseñando la movilidad urbana:
- Promovemos modelos de ciudad donde los trayectos cotidianos puedan hacerse a pie o en bicicleta.
- Diseñamos espacios seguros, con prioridad para peatones y ciclistas, e infraestructuras adecuadas para aparcamiento y conexión con el transporte público.
- Apostamos por un transporte colectivo accesible, cómodo y de alta frecuencia.
- Defendemos nuevas formas de movilidad como el coche compartido o los taxis colectivos.
Trama oscura: el cielo nocturno
Desde la arquitectura también debemos pensar la noche como parte del ecosistema. La iluminación artificial, si no se gestiona adecuadamente, interfiere en los ciclos naturales de muchas especies y afecta su alimentación, reproducción y movimiento.
Propuestas desde nuestro enfoque:
- Diseñar corredores oscuros que permitan a la fauna nocturna desplazarse con seguridad.
- Planificar la iluminación para garantizar la seguridad de las personas, evitando al mismo tiempo la sobreiluminación y la contaminación lumínica.
- Recordar que un cielo estrellado también es un patrimonio que debemos proteger.
Conclusión
Renaturalizar la ciudad no es una utopía. Es una necesidad y asumimos esta responsabilidad como profesionales que diseñamos, pensamos y habitamos el espacio urbano. Es una transformación que exige compromiso colectivo, visión a largo plazo y decisiones valientes.
Sabemos que cada intervención cuenta. Y también sabemos que los beneficios —mejorar la salud, resiliencia climática, belleza y sostenibilidad de los sistemas urbanos— justifican, sin lugar a duda, cada paso que demos en esta dirección.